Rutina

Winnie The Pooh está como un Wally cualquiera. Foto por Miguel Vera

Mes de Diciembre, siempre es lo mismo, chiquillos que se ponen por primera vez un traje de gala pasra celebrar el fin de una etapa en sus vidas, un pequeño preámbulo de la edad adulta visto como un juego; gente cargada de regalos, papeles y otro tipo de cargas no físicas como las deudas y el famoso "estrés" navideño... Un montón de imágenes alusivas al polo norte, estrellas, pinos, luces, guirnaldas y un largo etcétera. En mi caso, todos los días a las nueve con tres minutos tomo el bus para ir a trabajar por este mes. No soy el único, niños en práctica y otros trabajadores de temporada también van. Así como la mayoría del pasaje lo compone gente que viaja todos los días, a la misma hora, en el mismo bus. Lo mismo me pasa a mí, vamos siempre en lirquén, en la misma parte cuando en la radio Pablito Aguilera dice que son las nueve y media. Me voy en el mismo lugar, con casi las mismas personas a ambos lados. Mirando por la ventana la misma corrida de árboles, muros y casas. La rutina que me consume, me gana y me domina. El inescapable día a día que me tiene como uno de sus engranajes, dando vueltas en torno a una realidad que permanece incuestionable y que toda la gente sigue con fervor religioso. Las tradiciones son algo con lo que no transo y este mes no es la excepción. En fin. Son esas mismas tradiciones las que me dan trabajo y mientras mantienen a la gente alienada, a mí me mantienen ocupado.